Redescubrir el Parque de la Ciudadela
Se están reabriendo ya todos los parques y jardines de Barcelona, una vez terminado el confinamiento al que nos ha obligado la pandemia. Puede ser que todavía tengamos que atenernos a alguna restricción, pero todo hace pensar que podremos volver a disfrutar de nuestros parques. Es momento, creo, de sacar del congelador el post sobre el Parque de la Ciudadela que ya tenía casi terminado y del que retrasé su publicación porque no tenía demasiado sentido publicarlo cuando no podíamos pasear por la ciudad. El futuro del virus no está escrito, pero la primavera y el verano parecen un momento muy adecuado para visitar un parque.
Volvemos, pues, al Parque de la Ciudadela, el parque público más antiguo de Barcelona, aunque sea con algunas precauciones. Retomo el texto tal como lo escribí a finales del mes de febrero y principios del mes de marzo. Sin duda, notarás que las fotografías que lo acompañan están hechas cuando todavía no había eclosionado la primavera, pero me urgía no demorar más su publicación.
Para mí, volver al Parque de la Ciudadela es, de algún modo, revivir algunos recuerdos de mi infancia. Cuando era pequeña e iba allí con mis padres y mi hermana, hacíamos dos tipos de visita bastante diferentes: a veces pasábamos casi todo el tiempo paseando por los muchos caminos y avenidas que lo forman, así como visitando la Cascada Monumental, la glorieta, el lago y algunas de las esculturas más importantes, y otras veces nos dedicábamos especialmente a conocer y visitar los animales residentes en el Zoo, que se encuentra al lado del recinto actual del Parque. Ambos sitios me gustaban, pero este último era una visita de la que siempre salía especialmente contenta y satisfecha, ya que ver el comportamiento de aquellos animales me llenaba de curiosidad y me fascinaba. Pero hoy no te hablaré del Zoo, tema que dejaré para un futuro post, sino del parque propiamente dicho.
Con los años he tenido ocasión de visitar muchos otros parques de la ciudad, pero, de cuando en cuando, siempre vuelvo al Parque de la Ciudadela. Él forma parte de manera muy destacada de la historia de Barcelona, y también de la mía.
Se trata del parque más antiguo de la ciudad y también es uno de los más grandes, el segundo después del de Montjuic.
Sus orígenes
Su nombre (Parque de la Ciudadela) se debe a que en este lugar había habido una antigua fortaleza (la Ciutadella, en catalán), que había hecho construir el rey Felipe V después de la Guerra de Sucesión a la corona de España (1701-1714), ya que consideró que la ciudad de Barcelona requería de una vigilancia especial, dado que luchó contra sus tropas durante la Guerra de Sucesión. Y, como no podía ser de otro modo, esta construcción militar siempre fue vista con malos ojos por parte del pueblo barcelonés, ya que la identificó, con razón, como un símbolo de vigilancia y represión contra la ciudad.
Finalmente, la animadversión mutua se fue calmando y, un siglo y medio más tarde, hacia 1869, el gobierno español presidido por el general Prim aprobó un decreto según el cual cedía la fortaleza a la ciudad de Barcelona, con la condición de que el terreno se destinara a un jardín público y que el Ayuntamiento se hiciera cargo del coste de la demolición. Esta se fue realizando paulatinamente, pero no fue completa, ya que algunos edificios de la antigua ciudadela nos han llegado hasta hoy: éste es el caso de la capilla (hoy parroquia castrense), el palacio del gobernador (actualmente IES Verdaguer) y el antiguo arsenal, luego convertido en palacio y actualmente sede del Parlamento de Cataluña.
En paralelo con la demolición, se empezó a pensar cómo se haría el ajardinamiento de la zona. Se presentaron varios proyectos y el que más apoyo obtuvo fue el presentado por el maestro de obras Josep Fontserè. La idea era que el futuro parque fuera una gran zona de ocio y construir en él también un palacio de exposiciones. Las obras empezaron en 1873 y se prolongaron hasta 1886, fecha en la que Fontserè fue sustituido como director de las obras por el arquitecto Elías Rogent, cuando ya se había decidido hacer en 1888 una gran Exposición Universal en Barcelona.
La Exposición Universal de Barcelona, que se desarrolló en terrenos del parque y otros muy cercanos, puso a Barcelona en el mapa de las grandes ciudades. Ambos hechos, el Parque de la Ciudadela y la Exposición Universal de 1888 quedaron estrechamente ligados y tuvieron como promotor incontestable la figura del alcalde de Barcelona de aquella época, Francesc de Paula Rius i Taulet, que es homenajeado en una de las grandes estatuas cercanas al parque, en el actual paseo de Lluís Companys.
Muchos años después, otro alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, dijo que, dado que Barcelona no es capital de ningún estado, para crecer y ocupar un lugar importante en el ámbito de las ciudades, necesita de tanto en tanto un gran proyecto que la dinamice. Este fue el papel de la Exposición Universal de 1888 en su momento, así como más tarde fue también el caso de la Exposición de 1929, desplegada en terrenos del Parque de Montjuic, y en época más reciente, la organización de los Juegos Olímpicos de 1992, durante el mandato como alcalde de Pasqual Maragall, que permitieron remodelar una parte de la ciudad y de su frente marítimo.
El parque actual es un lugar lleno de vida: vida de plantas y árboles, vida animal, en especial de aves acuáticas, y vida humana, tanto por los muchos visitantes que tiene el parque, como por las muchas muestras de los edificios y estatuas con las que se ha ido enriqueciendo a lo largo de su historia. Es un gran pulmón de la ciudad, pero es también un lugar lleno de historia.
Si es la primera vez que lo visitas o hace mucho tiempo que no has estado en él, te recomiendo que empieces la visita por la entrada del Passeig de Pujades (el autobús H16 tiene una parada justo delante de una de sus puertas).
Desde allí puedes acceder fácilmente hasta donde está la Cascada Monumental, que se diseñó inspirándose en la Fontana di Trevi, de Roma y en la cual trabajó, a las órdenes del maestro de obras Josep Fontserè, el joven arquitecto Antoni Gaudí.
Cerca de la cascada encontramos también la glorieta, hoy llamada Glorieta de la transexual Sonia, donde se acostumbraban a situar los músicos que animaban a los visitantes a bailar.
Un poco más lejos, encontramos el lago, donde podemos ver numerosas aves acuáticas y dar un paseo con una barca de remos.
Si continuamos un poco más, encontraremos también los tres edificios que se han conservado de la antigua Ciudadela: la capilla (hoy parroquia castrense), el palacio del gobernador (actualmente IES Verdaguer) y el antiguo arsenal, actualmente sede del Parlament de Catalunya
Cerca de esta zona hay también la entrada al Zoo (al que dedicaremos otro post) y el monumento al General Prim, el presidente del gobierno español que cedió la ciudadela a la ciudad de Barcelona para que la demoliera y convirtiera el terreno resultante en un jardín público. Desde este punto vemos ya la Estación de Francia y el Paseo del Marqués de la Argentera.
¿Qué puedes hacer en el parque?
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Si se trata de un día soleado, como fue el caso el día de mi última visita, puedes estirarte en la hierba y hacer un picnic con la familia o amigos. El día que estuve ahí había mucha gente haciendo eso. En la plaza de la Cascada hay un quiosco-bar donde puedes comprar algo para comer y beber o bien te puedes traer de casa tu picnic.
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Fijarte en los árboles del Parque e intentar identificar por su nombre algunas de las especies que encontrarás en él. Con la ayuda de alguna guía podrás identificar muchos de ellos y podrás ampliar tus conocimientos botánicos.
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Si ves algún árbol que te llama mucho la atención, puedes acercarte a él e impregnarte de su energía y sabiduría. No hace falta que llegues a abrazarlo, sino simplemente contemplarlo intentando escucharlo y entenderlo. Probablemente harás un nuevo amigo y cuando vuelvas al parque, lo buscarás para volverlo a encontrar y estar un rato con él.
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Dar un paseo por el lago con la barca de remos y disfrutar de esta experiencia.
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Bailar en la plaza de la Cascada Monumental, si es un día en que hay músicos en la glorieta, y tener un recuerdo para la transexual Sonia, que fue asesinada en este mismo lugar.
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Dar un paseo en bicicleta por los caminos de tierra del parque. Será un buen ejercicio.
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Si vas con niños, seguramente les gustará ir un rato al área de juego infantil. No es demasiado grande, pero probablemente disfrutarán del lugar.
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Visitar las principales esculturas del parque. Hay muchas, pero personalmente te recomendaría la estatua del Mamut por su originalidad y su belleza;
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Visitar la estatua del general Prim, ya reseñada más arriba, por su papel histórico en la sustitución de una fortaleza militar por un gran jardín público en una ciudad como Barcelona, y la figura del Desconsol (Desconsuelo), de Josep Llimona, una copia de la cual se halla en el estanque que se encuentra delante del Parlamento de Cataluña.
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Vale la pena asimismo visitar el Monumento a los Voluntarios catalanes muertos en defensa de la libertad durante las dos guerras mundiales del siglo XX , por su testimonio histórico.
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También se puede visitar (concertando previamente la visita) la sede del Parlamento de Cataluña. Se trata de un edificio muy interesante, ya que, a pesar de que fue inicialmente el arsenal de la Ciudadela, después se remodeló como palacio real, si bien nunca llegó a hacer las funciones como tal, y más tarde se adecuó como Parlamento de Cataluña a raíz del Estatuto de Autonomía de 1932, durante la Segunda República Española, función que retomó en 1979, con el nuevo Estatuto de Autonomía. También durante diversas épocas fue sede del Museo de Arte Moderno de Cataluña.
Para concertar una visita guiada, puedes hacerlo en: www.parlament.cat/aulaparlament.es
Deseo que estas explicaciones te ayuden a hacer una agradable visita a este parque de la Ciudadela, que está tan arraigado en nuestro corazón de ciudadanos de Barcelona.
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I enjoyed reading this post a great deal! My family and I visited this park 2 years ago so this post has special meaning for us. The historical information was educational and the description of the park was charming and detailed enough for me to ‘walk’ through the park again with fond memories.
Thank you for your commentary!! I enjoyed a lot walking in the park, taking pictures and writting the post. It’s laborious, but also pleasant when it is finished and published!!
Rememorar pasajes de nuestra infancia nos lleva a un mundo lejano y de ensueño. Un mundo que, aún estando alejado, parece que lo toquemos con la punta de los dedos.
Tu post me ha llevado a algunas tardes de primavera y de verano en que mamá nos llevaba a merendar al Parque. Allí, rodeados de árboles, protegidos por la sombras de sus ramas, sentía una temperatura que nos acariciaba y alejaba el desagradable bochorno de las tardes de verano en Barcelona. Me veo mirando a la Dama del paraguas mientras imaginaba mil y una vidas para aquella esbelta y elegante mujer. Recuerdo sentir el deseo de haberla conocido.
Pasados unos cuantos años, yo misma llevaba a mi hijo a la Ciudadela. Junto al lago, al inicio de la primavera de 1983 comenzó a dar sus primeros pasos siguiendo a los patos que por allí se paseaban tranquilamente.
Leer tu post me ha resultado además muy interesante. Es como un paseo por la historia de ese parque tan nuestro.
¡Me ha encantado tu comentario, Inma!
¡Cuántos recuerdos van ligados a lugares que visitamos en nuestra infancia y forman parte de nuestro paisaje vivido!
¡Me alegro mucho de que los hayas podido rememorar y darles una nueva vida!